sábado, 9 de julio de 2016

Erase una vez Parte I…

Erase una vez un momento de felicidad…fugaz…muy fugaz. Después de ocho años ya haciendo un máster de los buenos en austeridad, la vida te enseña tan y tan valiosas enseñanzas, que no ha lugar a arrepentirse y avergonzarse de nada. La sabiduría que se va incorporando a nuestro ser facilita una visión con perspectivas nuevas…o directamente sin perspectivas ni horizontes…Liberarse de fronteras, de proyectos, de planes…el abandonar la esperanza sin abrazar la temible desesperanza; aprender y desarrollar la técnica del no esperar, simplemente ser o estar y carpe diem, es francamente saludable. Por no esperar, ni siquiera había perspectivas de encontrar un trabajo este año, por ningún lado, de ninguna cosa…parece una recurrente mentira, pero es una gran verdad. No hay nada…punto pelota…Pero el destino siempre tiene algo guardado en la manga y cabe la posibilidad de que te pida  “Ejecutar” e “Instalar”, y ale trae un trabajo estupendo, mucho más de lo que se pudiera imaginar en el plan de empleo local. No se gana un gran sueldo, es temporal (muy temporal), pero se trabaja en la Administración Pública con todas sus comodidades y sirviendo a la ciudadanía, que es muy interesante y enseña mucho. Todo se encaja a la perfección y con armonía…hasta que  se descubre la trampa. De todo el plan de empleo no podía tocar un@ compañer@ educad@ y trabajador@ ... no, lo que toca es un ser despreciable, sin educación, zafio, sinvergüenza. Un ser incapaz de cumplir un horario de trabajo, incapaz de realizar dignamente y con un poco de interés el trabajo, incapaz de tener compostura, incapaz de demostrar un mínimo de compañerismo, colaboración…Un ser que emplea la violencia verbal y gestual para conseguir salirse con la suya, y no insinúo que este comportamiento sea exclusivo del género masculino. Un ser que usa a la única persona con quien comparte espacio de trabajo como coartada-pantalla o llámese cómo se quiera, para ESCAQUEARSE y chulearse de todo un ayuntamiento…Vengo tarde porque egtoy cansao; ahora me salgo media hora a fumar; ahora me aburro y voy a comprarme un móvil; me pillo una hora para desayunar; me voy al banco a ver si he cobrao; y las 2:30 bajo los brazos y abrazo el whatsapp. Dentro del archivo sólo hay dos personas…él y su compañer@. El único testigo no puede demostrar todo aquello que tendría o debería denunciar, está atrapad@ en una tela de araña y si lucha por desasirse va a ser la única en caer, y nadie en su sano juicio puede echar por la borda un trabajo de seis meses que se dice pronto. Todo iría en su contra. Lo más indigno de esta situación no es callar por no saber a quién o cómo contarlo y demostrarlo; lo peor de todo es saber que alguien que SI se merecía este puesto de trabajo continúa padeciendo desempleo desde hace la intemerata y nunca sabrá la injusticia que se ha cometido contra su derecho a ganarse el pan. La infame impunidad es el destino de los elegidos por el Diablo, que campan a sus anchas pisoteando y envenenando todo cuanto tocan…Para ti sucedáneo de Jim Morrison, infame usurpador de lo que otros se merecen. Por cierto, te das un aire a este señor y no es por fuera…